¡5 GRANDES MENTIRAS HISTÓRICAS!

CULTURA GENERAL / 16 Jun 2021 / Por: Andres Alvarez

El caballo de Troya

Si bien es cierto que existió una larga guerra entre griegos y troyanos, a veces se ha magnificado esta situación, a través de las epopeyas. La guerra que duró diez años se debió a un affaire entre Paris -troyano- y Helena -esposa del rey de Esparta-. En un momento dado, los griegos llevaron un gran caballo de madera a modo de ofrenda de paz y, una vez dentro de Troya, un montón de soldados ocultos dentro de él atacaron la ciudad. Sin embargo, se dice que en realidad fue un ariete (arma de asedio utilizada para romper grandes puertas) en forma de caballo y no la impresionante escultura de la que normalmente se habla.

Ana Anderson y Anastasia

Con la llegada de los bolcheviques tras la Revolución Rusa, era impensable para el pueblo que la familia real de los Romanov siguiera gobernando. Por lo cual, en 1918 mataron al zar Nicolás II, su esposa y sus cuatro hijas, para evitar así herederos que pudieran reclamar el trono años después. Como no podía ser de otra manera, muchas personas dijeron ser miembros de la familia real que habían logrado escapar de la matanza. La figura más conocida fue Ana Anderson, una joven que afirmaba ser la princesa Anastasia -la más joven de la familia-, y a la cual se le dio una especial importancia por su increíble parecido físico y su amplio conocimiento de la familia Romanov.

El cráneo de Piltdown

Una vez conocida la teoría de la evolución de Darwin, muchos científicos se empeñaron en encontrar el llamado eslabón perdido. Sin lugar a dudas, el caso más difundido fue el del arqueólogo Charles Dawson en 1910, que afirmaba haber encontrado el cráneo del llamado hombre de Piltdown. Tras muchos años de investigaciones en los que este nuevo hombre no encajaba, por fin en 1950 se descubre la farsa. Realmente, el cráneo pertenecía a un orangután y tan sólo tenía 600 años de antigüedad, pero la manipulaciones realizadas en él -por ejemplo, el manchado de los dientes o de la forma del cráneo- lo hacían parecer real.

Hoy en día no se sabe a ciencia cierta quiénes son los culpables de una de las más grandes mentiras históricas científicas de la modernidad, aunque todo apunta a Martin A.C. Hinton, un voluntario en el museo, ya que se encontró huesos que habían sido tenido exactamente de la misma forma que los del supuesto hombre de Piltdown.

El affair de Bill Clinton

Cuando un periodista develó que el presidente de los Estados Unidos tenía una relación con una becaria llamada Mónica Lewinsky, él lo negó. Sin embargo, los jueces se dedicaron a investigar y descubrieron la verdad gracias a dos trabajadoras de la Casa Blanca: Paula Jones y Linda Tripp. Mientras tanto, los abogados del Presidente lo hicieron negar todo bajo juramento.

Fue el fiscal Kenneth Starr quien logró que Clinton confesara su relación. Tras el escándalo, la Cámara de Representantes votó para destituir al presidente quien, a pesar de todo, tenía altas cotas de popularidad. Se lo acusaba de perjurio y obstrucción de la justicia, pero los sentimientos del pueblo por este querendón presidente lo absolvieron.

Propaganda Nazi

Hitler y su ministro de propaganda, Goebbels, lanzaron durante su gobierno una fuerte propaganda antisemita para hacerle entender al pueblo alemán que los judíos eran el enemigo. De esta forma se logró convencer al pueblo alemán de que los judíos eran los culpables de todos los males de Alemania, difundiendo mentiras como que en la Edad Media habían utilizado sangre de niños cristianos para hacer el pan sin levadura que se come durante la Pascua judía. No en vano es de las frases más conocidas de Joseph Goebbels que: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una realidad”.

Y teniendo en cuenta la frase final de la propaganda nazi, podemos ver que las mentiras históricas se han consolidado repitiendo una y otra vez la misma historia.