LA LEYENDA DE XIBALBÁ "EL INFRAMUNDO"

LEYENDA / 17 Sep 2019 / Por: Celeste Hernández

Los mayas creían en una especie de Inframundo llamado Xibalbá a donde viajaban los hombres al morir.

Una gran mayoría de las culturas más importantes del mundo antiguo creían en un mundo tenebroso y sumido en las tinieblas, muy semejante al infierno cristiano, donde los humanos viajaban y se encontraban con extrañas y aterradoras criaturas que los llenaban de horror. Los mayas, que se asentaron en el sureste de México y en una buena parte de América Central, no fueron la excepción: ellos llamaron a este infierno el Xibalbá.

Los mayas creían que la entrada a este pasaje oscuro e infernal se hacía a través de los cientos de cenotes que se hallan en el disperso por todo el sureste mexicano y que conducen a una laberíntica red de profundidades colosales anegadas en aguas turquesas que hoy son patrimonio natural de México.

Estos sitios para los mayas eran evidentemente sagrados, el acceso a un lugar lleno de misteriosos dioses (conocidos como los Señores de Xibalbá) y criaturas aterradoras; en el presente, los cenotes siguen desplegando un aura mística que los convierte en sitios de visita obligatoria para conocer el pasado de México y las maravillas de la naturaleza que fascinaron a los antiguos habitantes de aquella zona.

Los Señores de Xibalbá estaban ordenados en el inframundo maya por jerarquías y consejos que coexistían con una especie de civilización en las entrañas de la tierra.

Su apariencia era casi siempre cadavérica, oscura, y representaban el polo opuesto a la vida: por ello mismo fungían como el equilibrio entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Hun-Camé (Uno-Muerte) y Vucum-Camé (Siete-Muerte) eran los dioses principales del Xibalbá, pero la figura principal era, sin duda alguna, Ah Puch, también llamado Kisin o Yum Kimil, el Señor de la Muerte. Los mayas les rendían culto y hacían sacrificios humanos en su honor. 

Antes de la creación del mundo tal y como lo conocemos, según el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, dos hermanos llamados Hunahpú e Ixbalanqué descendieron al Inframundo cuando fueron retados por los dioses a disputar un partido de pelota.

Durante el descenso a ese extraño y oscuro mundo tuvieron que sortear diversas pruebas como caminar por empinadas escaleras, cruzar ríos de sangre y agua, y pasar por cámaras tenebrosas con animales salvajes o espinas.

Los mayas creían que todo hombre y mujer que muriera viajaba al Xibalbá, por ello en sus ritos funerarios se le daban agua y alimentos al muerto para que a que su alma no le faltaran provisiones en su inminente viaje hacia el terrible Inframundo.

Puedes encontrar más información  en el siguiente documental de National Geographic.

 

 

Fuentes: Historias Mitologicas,Cultura Colectiva